SI ME FALTA LA SALUD

salud Foto: XYZ diario

 

Hoy traigo a esta manigueta aquello que le escribía a la Virgen de la Salud con ocasión del Pregón de Semana Santa de la Peña Trianera de 2016. Es un buen momento quizá para recordarlo.

 

No hace muchos días, en la catequesis semanal de Primera Comunión, hablaba a los catequizandos del tercer mandamiento y, más concretamente, de una de las maneras en las que el Señor nos enseñó a santificar las fiestas: visitando a los enfermos. Hacía una asociación de ideas con San Gonzalo, pues algunos de ellos son devotos de la Virgen de la Salud, y enlazaba a la vez con el bache, precisamente de salud, que mi madre estaba pasando. Ha querido la Virgen que parte de este pregón se geste en días de hospital junto a ella, una de las que más ganas tenía de estar aquí. Gracias a Dios el bache va pasando y es que han sido tantos los amigos que han elevado oraciones a la Virgen pidiendo por su salud que no tenía más remedio que ser así.

Les cuento esto porque, son varias situaciones cercanas, entrelazadas y relativas a enfermedades que me llevan a concluir que, tenemos los trianeros tan cerca a la Virgen de la Salud, que muchos la consideramos una vecina más y destino de nuestros rezos ante las enfermedades. Quienes así la consideran con seguridad son los ancianos de la residencia de la Avenida de Coria, que esperan con impaciencia cada Lunes Santo que la Salud, la que invocan a diario, acuda a su puerta, así como esperan la comida que la Hermandad ofrece en su caseta de feria el domingo anterior a la misma a todos los residentes y religiosas. Santificarás las fiestas: todo enlaza. Por cierto, invito a conocer, a quien no lo haya hecho ya, la interesante vida de Santa María Rosa Molas, tarraconense y santa desde 1988, madre fundadora de la congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, hermanas que regentan esta residencia del mismo nombre y que hoy siguen la misión que ella les dejó: hacerse transparencia de la Misericordia del Padre y enseñar a los hombres los caminos de la Consolación de Dios.

La Virgen de la Salud, centro de todas estas circunstancias conectadas que les relato, fue la primera que llegó a la Parroquia de San Gonzalo al fundar su Hermandad de Penitencia. La Virgen de la Salud, desde entonces, es el pañuelo que consuela a las madres del Barrio León. La Virgen de la Salud es eternamente la Madre que cuida las enfermedades de toda Triana, a la que acudimos ante los achaques y a la que pedimos por nuestros familiares y amigos que padecen en el lecho del dolor. La Virgen de la Salud es la Hermandad de San Gonzalo de siempre, la devoción íntima y perpetua de la Triana de la postguerra. Virgen de la Salud, no nos faltes nunca.

 

Si me falta la Salud

en San Gonzalo la encuentro,

como fuente inagotable

de plegarias y de rezos,

como Madre Inmaculada

del que llamamos Maestro,

ante Caifás Soberano

tras ser prendido en el huerto.

 

Si la Salud me faltara

en San Gonzalo la veo,

porque vino hasta Triana

a curar a los enfermos

y es madre que nos recibe

con los brazos bien abiertos.

 

Si Salud a mi me falta

en San Gonzalo la tengo.

Salud del Barrio León,

piedra en que mi fe sostengo,

Madre que todo lo cura,

Reina por siempre del cielo,

Fuente de Salud bendita.

Ante ti no pasa el tiempo,

se hacen pequeños los hombres,

se acaban los fundamentos,

se enjugan todos los llantos

para los que eres pañuelo,

se depositan plegarias

en tus manos como besos,

se alegran las penas hondas,

se terminan los tormentos,

ante ti paran relojes,

el bullicio hace silencio,

relucen constelaciones

del oscuro firmamento,

pues cuando no queda nada

eres luz y eres lucero.

Por eso a ti recurrimos

los que estuvimos enfermos,

los que pasamos penurias,

por eso, por todo eso.

Y por todo eso, Salud,

tu barrio vive en un sueño:

el de verte coronada

por el amor de tu pueblo.