NO NOS DECEPCIONEN

no nos defrauden

Desde la manigueta se ve casi toda la cofradía, y aquí, asido a ella, uno reflexiona sobre las cosas que pasan en nuestras hermandades.

Casi seríamos capaces de asegurar que la Madrugá va a dar mucho que hablar aún -más de lo que hasta ahora lo ha hecho anualmente esta jornada única y universal de nuestra Semana Santa-, no ya por lo ocurrido en este 2017 y sus circunstancias y esclarecimiento (ayer mismo conocíamos que había un nuevo detenido), si no más bien por las consecuencias, incalculables todavía, de los desafortunados incidentes. Y de esto queremos hablar, de lo que pueda deparar el futuro.

Ya comentábamos desde esta manigueta en días pasados que, se tomen las decisiones que se tomen, en nuestra opinión, estas siempre deben tener muy presente que lo que se realiza es un culto, que somos hermandades dando pública muestra de nuestra fe y que necesitamos de los fieles entorno a las imágenes, como público orante o como miembros del cortejo, para que tenga sentido nuestra estación de penitencia. Esto nos parece capital y entendemos que debe ser la premisa fundamental a partir de la cual comenzar a tomar las decisiones que haya que tomar.

Por otro lado se entiende que desde el gobierno de la Ciudad y desde los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado la salvaguarda de la integridad física del ciudadano sea una preocupación máxima entre los temas a resolver, así como la aplicación de leyes, normas y ordenanzas sin tratos de favor.

Bajo nuestro humilde punto de vista, tanto el Ayuntamiento de Sevilla como el Consejo General de Hermandades y Cofradías son los únicos y escasos ‘beneficiados’ de la Madrugá de 2017. ¿Por qué decimos esto? Porque los sucesos ocurridos, de cara a la opinión pública, les han dado el encargo urgente con carta blanca -de momento- de reformar una Carrera Oficial cogida con alfileres desde hace tiempo y organizar debidamente para esos días un casco histórico tremendamente saturado.

¿Qué podemos esperar entonces? ¿Con qué apoyos contarán unos y otros finalmente? ¿Palacio? ¿Asamblea de hermandades (hermanos mayores)? ¿Grupos políticos? ¿Seguiremos las hermandades torpemente utilizando argumentos económicos (sillas y palcos –subvención-, dinero que deja la Semana Santa en la ciudad, oficios que viven ella, …) para defensa de nuestros cultos y tradiciones? ¿Será la solución propuesta un cambio radical o seguiremos parcheando? ¿Veremos el centro convertido en recinto cercado? ¿Perderemos la Campana a cambio de Duque, o Laraña, o Tetuán? ¿Seguirá existiendo la ratonera de Sierpes?

Señores concejales y consejeros, señores hermanos mayores, Sevilla les ha dicho “¡arreglen esto ya!” y cuentan con una tremenda ventaja para hacerlo: el beneficio que les han proporcionado unos hechos que a nadie nos hubiese gustado vivir, pero que están ahí, ya que reclaman la urgencia de una solución y han provocado la aquiescencia de los cofrades y sevillanos para que la implanten. Esperamos mucho de ustedes, no nos defrauden, garanticen nuestros cultos centenarios, garanticen nuestros cortejos y la integridad de nuestras cofradías, garanticen nuestra seguridad como ciudadanos, garanticen que podremos celebrar en paz nuestra Semana Santa con sus actuales dimensiones y en los tiempos que vivimos, háganlo, es su obligación, para ello fueron elegidos, pero no nos decepcionen, por favor.